miércoles, 4 de marzo de 2009

Hiroshima Mon Amour


La memoria siempre acusa su fragilidad. Pero, a veces existen ciertos hechos notables que permanecen, e intentan derogar esta temible condición. Una persona, una pintura, un día, una luna, o una frase cuyo recuerdo(s) siempre vuelve al presente, casi tan fresco(a) y tangible como la primera vez.
Hoy es el turno de una película de Alan Resnais de 1959 llamada Hiroshima Mon Amour, unas de las primeras del movimiento conocido como Nouvelle Vague, y bastante aclamada durante su presente. Pero también lapidada por minorías que alegan la lentitud en el ritmo del guión, y la sensación de aburrimiento que provocaría.
Nada de eso.

Hiroshima Mon Amour es la clave de una generación marcada por la guerra. Es la clave de cómo la humanidad recompone sus fracciones e intenta seguir viviendo en la vertiginosidad del “progreso”. Es la clave de cómo los hombres vuelven a amar y a odiar, a seguir, incluso cuando las heridas de la guerra son tan punzantes como el primer día. Es un ícono generacional reducido al sexo y a la pasión; pero que nos habla de muchas más cosas de las que sus imagenes nos indican. [Al parecer por la facilidad y velocidad de los fotogramas, que separan en parte la unidad visual del maravilloso guión]

Creo que hay dos partes fundamentales que arrojan luces de lo que nuestros ojos ven.


Primero, el inicio casi sublime; la imagen de secciones de cuerpos entrelazados, mientras las voces de los protagonistas afirman, ceden y contradicen en la percepción de la historia “reciente” de la ciudad. La visión del habitante versus el turista. Del que vivió el sufrimiento de la bomba atómica y de aquel que lo leyó en los diarios. Es el dolor insensible que aparenta experimentar el que arrulla en sus brazos al inconsolable.

Y el segundo, en un restaurant, la protagonista recuerda el amorío que tuvo con un nazi en plena guerra en el pueblo de Nevers, rememora su muerte (del nazi) y su propia muerte; la perdida de su propia vida por la inexistencia de su razón primera. El japonés toma parte en la historia, pasa a ser el difunto, y sirve de apoyo en el desgarrador relato. Pero él tampoco es capaz de encarnar el dolor de las palabras, es espectador pero nunca partícipe directo.Es el relato vacío que se despliega en la sordera de quién no vio la realidad, esa realidad.
Virginia Woolf habla del ave que continúa cantando su melodía vacía, y que mayor ejemplo el que se ve en el hombre de la guerra mundial, aquel que implota siempre, y que continua su camino con el alma pulverizada, siempre con el alma pulverizada.¿Acaso no hay en cada ser humano desgarrado por la historia, la soledad del discurso desamparado? Porque siempre se lleva en la mente, lo que al ser sonido se vuelve sordo.

4 comentarios:

  1. se va a la lista de "peliculas q bajar"
    weno el analisis
    me llamo la atencion eso de la lentitud...
    no c pq pero la voy a ver.

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  2. Probablemente el guión sea bueno, pero creo que le faltó algo que no logró llenarme en su totalidad, pero considerando la época, creo que puede haber sido una buena forma de manifestar la ira post-bomba atómica, una forma de señalar la locura en que todos los seres humanos ya hemos caído.

    Cuidado con endiosarla. De que es lenta, es lenta, pero en su justa medida; tampoco se puede hacer un relato fugaz de una historia que de por sí busca producir un sentimiento en base a los detalles.

    Buena película, con un sello de Resnais bastante claro; sobre todo por el uso de voz en off (de acuerdo a los trabajos que he visto de él).

    Me gustó el uso de 3 idiomas en una misma película, no sé por qué.

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  4. A mi gusto este guión es uno de los pocos que se defiende sólo. Es autónomo, puesto que todo lo otro se puede deshacer, aun los actores, sin embargo el guión sigue ahí intacto, maravillo.
    De lo poco que he visto de Resnais, creo que tiene esa capacidad de elegir los mejores escritos, que deben nacer, tal vez, de una obsceción desmedida (afortunadamente) por la belleza en la configuración de las palabras.
    Entónces si es necesario endiosar, y profundamente levantar templos, y que la gente cumpla con ritos que rindan homenajes para preservarlo como parte activa de la cultura. Qué se haga todo lo necesario,simplemente, para que más cineastas se atrevieran con tamaños guiones.

    Se despide
    Seba!

    Estoy con tortura china leyendo un libro de mierda acerca de la geometría de las columnas. Es tan fome!!!!!!!!

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